No sólo es Alonso el que lleva
el nombre de Asturias de acá para allá. La muestra de tesoros del Ordovícico que
rescató fósiles de hace 500 millones de años cuando se hicieron las obras del
túnel del Fabar --al hacer el tramo de Ribadesella de la autovía del
cantábrico-- está ahora en Vila Real (Portugal) y ya ha sido reclamada en otros
cinco lugares, --dos más en Portugal y otros tres en España--.
Hoy Juan Carlos Gutiérrez
Marco, director del Instituto de Geología Económica del Centro Superior de
Investigaciones Científicas (CSIC) pronuncia en el Museo Nacional de Ciencias
Naturales (Madrid), una conferencia sobre el rescate paleontológico asturiano.
El, que fue uno de los investigadores del yacimiento, asegura que el hallazgo ha
supuesto un gran avance científico.
Para su conferencia, Gutiérrez-
Marco no precisará notas. Se sabe de memoria la revolución que supuso el
hallazgo del Fabar para el estudio del microplancton, que aquí apareció en una
asociación única en la Península Ibérica. Este experto habla del desaparecido
continente de Gondwana como si lo hubiera visto. Se extiende sin titubear sobre
ese macrocontinente que agrupaba Suramérica, el sur de Europa, Australia, India
y La Antártida.
Y dónde estaba el túnel del
Fabar, y por tanto lo que hoy es Asturias, hace 500 millones de años? En el
hemisferio sur, casi en el polo sur, contesta.
El yacimiento descubierto
gracias a la obra de la autovía del cantábrico revela muchas otras cosas. Por
ejemplo: que el caolín de ceniza volcánica que se explota en Tineo se extiende
hasta el oriente asturiano. Si se quisiera explotar --que no se hará porque
estropearía el paisaje-- se sabría que la veta se extiende de oeste a este de la
región.
Gutiérrez-Marco explica que
esta es la historia de una invasión marina. El científico observa primero
sedimentos litorales y luego otros de lo más profundo del mar. En este libro de
"páginas verticales", como él denomina al yacimiento, se lee una historia de 500
millones de años. Y ahí se cuenta cómo, poco a poco, el mar invade el continente
de Gondwana, se cree que por una fusión de los casquetes polares. Vamos, lo
mismo que ahora se teme que vuelva a ocurrir. La historia se repite.
"Lo de las subidas y descensos
marinos ha ocurrido muchas veces", explica. Pero ahora tenemos la crónica,
gracias a ese libro del Fabar que dejó "fresco" todo lo ocurrido. "En una
espléndida sección estratigráfica se ven las variaciones del nivel del mar",
indica el geólogo.
Los acontecimientos quedaron
allí grabados para que los viéramos 500 millones de años después. Uno de ellos,
el más significativo, el gigantesco tsunami que barrió la plataforma de Gondwana.
Un terremoto marino producido, en ese caso, por una brutal erupción volcánica.
Una capa de 70 centímetros compuesta por millones de fragmentos de conchas lo
prueban. Ese testimonio está registrado, en el mismo momento en yacimientos
encontrados en el oeste de Francia y el norte de Africa. Es la prueba de un
fenómeno que enterró de golpe a millones de braqueópodos. Hace 500 millones de
años llegó el fin del mundo.
Maqueta gigante de un trilobites, de la exposición
Fuente de información:
LaVozdeAsturias