De los ríos, mares, lagos,
océanos, embalses, deltas, estuarios y canales de tinta que han corrido estos
días, con motivo del advenimiento ( se dirá así?) al papado del cardenal bávaro
( es bávaro?) Joseph Ratzinger, nada me ha impresionado más que una noticia o
reportaje encastrados, como de puntillas, en los telediarios españoles. Hago la
síntesis para los que no lo vieron.
En la redacción de Galicia sale
un señor de mediana edad, con un aspecto completamente convencional, que cuenta
la siguiente historia: "Hace unos cinco años, paró en mi establecimiento (un
albergue para peregrinos del camino) un señor con acento extranjero. Venía
acompañado por tres jóvenes con aspecto de curas. Todos ellos eran muy amables,
discretos y educados. El señor de más edad, de rostro bondadoso y una sonrisa
casi permanente en los labios, descansó aquí dos días, reponiéndose de las
pequeñas heridas sufridas a consecuencia de las largas caminatas por los
senderos del país, al abrigo del tiempo infernal que en aquellos días azotó la
provincia. Yo intuía que aquella era gente principal, todos tan finos, tan
suaves en el trato, tan sociables en la urbanidad. Daba gusto servirles, de
verdad". Y el hombre se tomó un respiro. Entró en la casa y salió con un sobre
del que extrajo una postal que enseñó a las cámaras. Para seguir diciendo:
"Dos semanas después de que los
viajeros extranjeros se marcharan, recibí este sobre y esta carta, con
matasellos estampado en una ciudad francesa. El texto de la carta decía así:
Carísimo amigo Romualdo. Cumplido nuestro deseo de rendir viaje ante la tumba
del apóstol Santiago e instalados de nuevo en la vida cotidiana, no quiero dejar
de escribir estas líneas para agradecer, desde lo más profundo de nuestros
corazones, el cálido trato dispensado por usted y su familia, en esos días
luminosos de fe y esperanza transcurridos por los caminos de España,
compartiendo el gozo de tantos y tantos peregrinos en busca de la luz que emana
de la Verdadera Instancia. Que el Señor, en su infinita bondad, ilumine sus
corazones cristianos. Reciba usted y los suyos el testimonio de nuestro
agradecimiento por los sencillos favores recibidos. Joseph Luis. Futuro Papa
Benedicto XVI ".
EL DUEÑOdel hostal explicó a
los periodistas que había guardado aquella carta por ser la más extraña que
había recibido en su vida. La carta permaneció a buen recaudo en un armario de
la vivienda de Romualdo, hasta que el martes, día 19, la fumata blanca se
integró en el aire contaminado de Roma, anunciando la noticia de que el orbe
cristiano tenía un nuevo pastor. El cardenal Ratzinger: Benedicto XVI.
Naturalmente, la cuestión está
en manos de expertos y peritos en grafología y demás ciencias jeroglíficas. Pero
de momento los técnicos aseguran que, cotejados los rasgos gráficos de la postal
con los de la vera escritura formal del Papa, no hay razón alguna para dudar de
la paternidad de Ratzinger como autor de la misiva.
Opinión de Álvaro Ruiz de la
Peña
Fuente de información:
LaVozdeAsturias