Jueves, 14 de abril. Salimos en
autobús de Katmandú a las seis de la mañana con todo nuestro equipo y una
veintena de porteadores. Circulamos en dirección a Pokhara por una carretera
colapsada por el tráfico, los controles policiales y las secuelas de una huelga
de más de diez días, que dejó incomunicadas las dos principales ciudades de
Nepal.
Llegamos a Gorkha a las cuatro
de la tarde. Es una ciudad muy antigua con una parte vieja de origen tibetano
que se expone a los visitantes. Hay multitud de tiendas y gentes humildes,
campesinado, que acude a su mercado para abastecerse.
Debemos presentarnos en la zona
militar y obtener la autorización para pernoctar y recibir protección del
ejército, pues la guerrilla maoísta hostiga todas las poblaciones rurales. Ya
entrada la noche hay intercambio de disparos entre militares y guerrilleros,
aunque parece que no va más alla de una escaramuza. El resto de la noche
transcurre serena y podemos descansar después de los tres primeros días, en los
que apenas dormimos cinco horas cada noche.
REFRESCO EN KANGCHOK
Viernes, 15 de abril
A las seis de la mañana
desayunamos y preparamos los bultos con nuestros porteadores. Una hora después
comenzamos la marcha de aproximación (once días) con cuarenta porteadores, un
sirdar (jefe), dos cocineros y el oficial de enlace (funcionario del Gobierno).
Estamos a treinta grados, pero el recorrido en estas primeras etapas no es muy
duro ya que se salva poco desnivel. Sobre las cuatro de la tarde estamos en
Kangchok (927 metros de altitud), donde nos refrescamos en las fuentes y podemos
dormir con comodidad.
LA CIUDAD DEL BAZAR
Sábado, 16 de abril
A las seis de la mañana, en pie
y a las siete arranca la segunda jornada con más calor, 35 grados. Atravesamos
poblados de campesinos; la población en Nepal (uno de los países más pobres del
mundo), es en su mayoría labradora.
Debemos alcanzar el río
Ankukola, por el que descendemos hasta la ciudad de Arughat Bazar (570 metros).
La jornada se hace penosa por el calor y la humedad, y nuestros porteadores
llevan treinta kilos a la espalda. Llegamos a esta bonita ciudad, centro
neurálgico de la comarca. Toda la zona rural de Nepal tiene una economía casi
medieval; de ahí el sobrenombre de la ciudad (Bazar). Acampamos al lado del río,
en una verde pradera llena de críos que acuden curiosos a observar lo que
hacemos y en busca de golosinas.
HABITUARSE A LOS TIROS
Domingo, 17 de abril
Nos levantamos a la hora
habitual. La noche ha sido algo movida, de nuevo con disparos, algo que empieza
a ser habitual. Comenzamos la tercera etapa con mucho calor también. El oficial
de enlace no puede continuar, porque ha pasado la noche vomitando, y decide
quedarse en Arughat Bazar para que le vea el médico. Aunque no resulta muy
correcto, para nosotros supone un alivio, pues así no tendremos problemas con el
ordenador portátil y el teléfono satélite del periódico que llevo de manera
clandestina en mi mochila. El recorrido empieza a ser más atractivo que en días
precedentes, pues caminamos con el río Budhi Gandaki a nuestra vera, lo que hace
que la temperatura y las vistas sean más agradables. Discurrimos por una ladera
con constantes subidas y bajadas. No salvamos mucho desnivel, pero nos vamos
adentrando en las montañas. Tras seis horas nos espera en Soti Khola la
recompensa de un baño en la fuente y de un té.
Fuente de información:
ElComercioDigital