El Gobierno del Principado ha 
puesto en marcha la reforma del plan de ordenación de los recursos naturales de 
Asturias (Porna), un documento aprobado en 1994 y que ahora, con más de una 
década de vida, es objeto de una profunda revisión. La Consejería de Medio 
Ambiente sigue abogando para que el paraíso natural asturiano crezca y considera 
necesaria la creación de nuevos espacios protegidos en una región que cuenta ya 
con el 20 por ciento de su territorio con alguna forma de protección 
medioambiental. Del actual documento en vigencia se han desarrollado ampliamente 
la figura de los parques y los monumentos naturales, pero todavía quedan 
reservas naturales por declarar y la totalidad de los paisajes protegidos que 
recoge el Porna están aún sin aprobar. 
    Los tres parques naturales que 
proponía el documento -el de las Fuentes del Narcea, Somiedo y Redes- están 
funcionando, mientras que están en proceso de puesta en marcha dos parques más, 
el de Ponga y el de Ubiña y la Mesa. 
A esta figura de protección de 
los parques cuya gestión depende del Principado hay que unir las reservas 
naturales. En el documento del Porna aparece un total de diez reservas, de las 
que se han puesto en marcha siete de ellas: la de Muniellos, la ría de 
Villaviciosa, Barayo, cueva del Lloviu, cueva del Sidrón, cueva Rosa y cueva de 
Las Caldas. El Gobierno asturiano tiene pendiente la declaración de la reserva 
natural parcial de Peloño, la de Cueto de Arbás y la de la ría del Eo. 
Los monumentos naturales, 
enclaves catalogados como de alto interés cuyo ámbito territorial es una pequeña 
superficie, son una de las figuras más extendidas dentro de la protección 
natural asturiana. En total existen en la actualidad en Asturias 38 monumentos 
naturales repartidos por toda la geografía regional, entre los que se encuentran 
cuevas, tramos de río, playas y, sobre todo, numerosos árboles. 
Los paisajes protegidos son el 
gran «fracaso» del Porna. Se trata de una de las figuras con menor grado de 
protección, pero su puesta en marcha no ha terminado de arrancar en los últimos 
años. En el documento del Porna aparece un total de diez espacios protegidos, de 
los que no ha llegado a aprobarse ninguno. El único paisaje protegido 
oficialmente declarado no estaba en el documento inicial y es el de las cuencas 
mineras. El que sí aparecía en el texto del Porna era el de Peña Ubiña, que se 
ha reconvertido y formará parte de un nuevo parque natural. 
Teniendo en cuenta la situación 
actual de la figura de paisaje protegido es posible que no se considere como tal 
en el futuro Porna que salga de la reforma del documento y que parece abogar más 
por desarrollar pequeños enclaves y nuevas figuras asociadas a las ciudades.
«Periurbanos» 
Así, entre las intenciones del 
Ejecutivo del Principado está la creación de parques «periurbanos» en las 
cercanías de las principales ciudades asturianas. La Consejería de Medio 
Ambiente considera que en los alrededores de Oviedo, Gijón y Avilés existen 
zonas de alto valor ecológico que es necesario preservar. El Principado aboga 
por la protección «a pequeña escala» y por ello considera necesaria también la 
creación de pequeñas microrreservas en las que se encuentre flora o fauna 
protegida. 
Con un 20 por ciento del 
territorio regional protegido, Asturias es una de las regiones españolas con más 
superficie natural preservada. En 1991 se aprobó en Asturias la ley de Espacios 
Naturales, que preveía el plan de ordenación de los recursos naturales. Asturias 
cuenta ahora con cuatro parques naturales, 31 monumentos naturales, 10 reservas 
naturales y 10 paisajes protegidos. La lista de espacios naturales protegidos en 
el Principado crece a marchas forzadas, y aún lo hará más. 
Y junto con la revisión del 
Porna, el Principado ha puesto en marcha el proyecto «Trama verde», que consiste 
en la realización de un estudio para valorar los obstáculos que existen para el 
desarrollo biológico de Asturias. Desde el impacto de las infraestructuras a la 
permeabilidad de los terrenos. La intención del Gobierno regional es estudiar 
los puntos negros de mortandad de la fauna. Es decir, aquellos lugares en los 
que habitualmente se concentra el mayor número de animales muertos a lo largo 
del año. 
Fuente de información: lne