Asturias entera se volcó para
celebrar la segunda victoria consecutiva de su nuevo héroe. La primera carrera
de la temporada con un horario más asequible a la mayoría de la población trajo
la explosión de todo el Principado en apoyo de Fernando Alonso. Pocas veces un
éxito deportivo ha tenido el respaldo social que consiguió ayer el piloto de
Renault que cuenta con el cariño de todos sus paisanos que disfrutan viéndole
aplastar a los rivales.
La sala principal del Auditorio
Príncipe Felipe se quedó pequeña para acoger a todos los que querían seguir la
carrera de Fernando. La pole conseguida animó a la gente a reunirse en previsión
de un triunfo que se confirmaría poco después. El ambiente fue para recordar
durante mucho tiempo. Se celebró todo, la salida, el aguante de Alonso ante
Schumacher, el abandono del alemán pero nada comparado con la fiesta final de la
victoria.
En los aledaños del Auditorio
comenzaron a sonar las bocinas de los coches y pronto las tracas y la fiesta se
trasladaron a la Plaza de América. La Gabinona fue el centro de la fiesta. Los
más osados llegaron a bañarse. La hora y la temperatura acompañaban más que en
el triunfo de Malaisia y no faltaron los valientes que se quitaron la ropa y
saltaron a la fuente. Todo estaba permitido para festejar el éxito de Alonso.
No fueron los únicos escenarios
de fiesta. En los bares, el vermouth estuvo aderezado por el Gran Premio de
Bahreim. Ni un solo local en Oviedo, y en el resto de la región, tenía el
televisor apagado. Todos estaban pendientes de Fernando y todos miraban a las
pantallas esperando que el coche de Alonso cruzase la línea de meta.
En Gijón también se siguió el
Gran Premio con la expectación que se merecía la ocasión. Los bares estaban
repletos de seguidores de Alonso ansioso por celebrar la segunda victoria de la
temporada y ver como el asturiano se afianza en la clasificación de pilotos y
pone rumbo hacia el título de campeón mundial.
En otros puntos de la geografía
asturiana la escena se repetía. En Cangas de Onís, los establecimientos estaban
a tope. Era obligado ver la carrera y eso que muchos decidieron desplazarse
hasta la capital para seguir la carrera desde el Auditorio, en busca del
jolgorio y de la fiesta final.
Ahora, habrá que esperar tres
semanas para que llegue el Gran Premio de San Marino, pero muchos tienen en la
cabeza ya el viaje a Barcelona. Montmelo promete ser una gran fiesta y más si
Alonso sigue con la misma línea de éxitos que en las dos últimas carreras. Un
triunfo del asturiano en casa podría desatar una fiesta sin precedentes. La
gente está ansiosa por celebrar cosas y Alonso es seguro de vida.
Fuente de información:
LaVozdeAsturias