El Colegio de Críticos
Gastronómicos del Principado de Asturias entregó ayer, en el salón de actos del
Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA, sus galardones de 2004 en los
apartados de restaurantes «clásicos», «innovadores», «heterodoxos», «sidrerías»
y «dulcería».
Los integrantes de este
colectivo, formado por los críticos gastronómicos Luis Bada, Eduardo Méndez
Riestra, Eufrasio Sánchez, Francis Vega y José Manuel Vilabella, quisieron
reconocer con estos premios el buen hacer, la calidad y el esmerado servicio que
ofrecen los galardonados.
En el capítulo de restaurantes
«clásicos» se distinguió al Real Balneario, de Salinas; a Casa Fermín, de
Oviedo, y a Casa Zabala, de Gijón. En el de «innovadores» fueron galardonados
Nacho Manzano, de La Salgar -Parres-; Pedro Morán, de Casa Gerardo -Prendes-, y
Pedro Martino, de L'Alezna -Caces.
En el apartado de «heterodoxos»
los premios se entregaron a los restaurantes La Venta del Jamón -Llanera-, La
Huertona -Ribadesella- y El Blanco -Cangas del Narcea-. El premio de «sidrerías»
fue para la gijonesa El Cartero y el de «dulcería» para Tino Helguera, también
de Gijón.
Méndez Riestra explicó, en la
presentación del evento, la filosofía de este colegio, que nació con la
pretensión de actuar siempre con un fondo riguroso y crítico, lo que le permite
ofrecer «una opinión desinteresada». Después se preguntó cómo podría funcionar
el mundo gastronómico sin los críticos. «Nosotros aspiramos a orientar, aunque
la última palabra la tienen los clientes y los hosteleros, que siempre
necesitarán de una voz experta», añadió Méndez Riestra, al tiempo que
parafraseaba a los clásicos: «Amigo de Platón, pero más amigo de la verdad»,
dijo haciendo alusión a la relación de amistad que en muchas ocasiones une a
críticos y a hosteleros.
Por su parte, Vilabella destacó
la importancia que tiene la tradición en la gastronomía. «Y lo que no es
tradición es plagio», afirmó, aunque no sin precisar que la cocina también
«precisa» de innovación. También reflexionó sobre lo que significa para un
restaurante considerarse clásico: «Es el máximo honor», concluyó.
Eufrasio Sánchez puntualizó, al
referirse a los restaurantes que calificaron de «heterodoxos», que estos
establecimientos son los que saben conjugar la cocina global con la local,
mixtura de la que resulta «un amplio mosaico» basado en la calidad de la materia
prima.
Luis Bada, tras dejar claro que
la mejor solución a la inapetencia es «un buen comentario gastronómico», puso en
valor la buena sidra asturiana, que se basa tanto en la mejora de los lagares
como en la elaboración de esta bebida, y tuvo palabras de elogio para aquellos
establecimientos que logran modernizarse sin perder el encanto.
El interés que suscitó el acto
de ayer lo demostró el hecho de que el salón de actos del Club Prensa Asturiana
se quedase pequeño para albergar a las muchas personas que quisieron asistir a
este evento.
Fuente de información: lne