Pacientes ingresados apoyan que se restrinjan las visitas hospitalarias
Fecha Lunes, 31 mayo a las 07:45:51 Tema Actualidad
Es una de las principales quejas que los usuarios hacen llegar a las gerencias y que Salud espera paliar a través del plan de confort para centros sanitarios «No es normal que en una habitación se junten hasta doce personas», indica uno de los enfermos.
Dos son compañía. Tres, multitud. ¿Y doce? Visitar a un enfermo hospitalizado se ha convertido en un acto social tan arraigado como acudir a una boda o una comunión.
Pero no siempre el acompañamiento en los hospitales, sobre todo cuando el número de visitas excede el sentido común, resulta una sana costumbre. Así lo cree el Servicio de Salud del Principado (Sespa), que en su novedoso plan de confortabilidad de centros sanitarios se plantea establecer algún tipo de sistema para restringir las visitas hospitalarias.
Dos son compañía. Tres, multitud. ¿Y doce? Visitar a un enfermo hospitalizado se ha convertido en un acto social tan arraigado como acudir a una boda o una comunión. Pero no siempre el acompañamiento en los hospitales, sobre todo cuando el número de visitas excede el sentido común, resulta una sana costumbre. Así lo cree el Servicio de Salud del Principado (Sespa), que en su novedoso plan de confortabilidad de centros sanitarios se plantea establecer algún tipo de sistema para restringir las visitas hospitalarias.
La propuesta del Sespa no surgió sólo de las mentes pensantes de expertos en gestión y confort en los hospitales, sino de las quejas que los propios usuarios vienen cursando a los servicios de Atención al Paciente. Al parecer, en ocasiones las visitas incomodan, y mucho. Como muestra, lo relatado por Julio César Álvarez, que en febrero, primero, y en mayo, después, un problema coronario le llevó a permanecer un total de 72 días ingresado en el Hospital Central, en Oviedo. En su habitación de la octava planta del General, que compartía con otros dos enfermos, «llegué a contar hasta doce personas, y eso no me parece normal».
El Sespa pretende que el paciente hospitalizado tenga voz y voto sobre quién puede traspasar la puerta de su habitación. Además de estipular unos horarios fijos para acompañantes (en la actualidad son muy pocos los hospitales que cuentan con este tipo de indicación), la Administración quiere que el enfermo «gestione sus propias visitas a través de telefonía u otros medios de comunicación instalados en la habitación».
Los especialistas dicen que un exceso de compañía es contraproducente para la recuperación de la salud, al impedir el descanso del enfermo. Pero, ¿qué opinan los pacientes? Varios usuarios ingresados en en hospitales de la región consultados por este periódico respondieron a esa pregunta. La mayoría coincide en que «la atención sanitaria es magnífica, pero en ocasiones necesitas más de intimidad». Quien lo dice es Luis Toral, de 59 años, que permanece en la Unidad de Corta Estancia del Hospital de Cabueñes, de Gijón.
Este emigrante retornado y en paro (nació en Cuba, pero sus padres son de Gijón y Villaviciosa) puntúa muy alto el trato del personal, pero cree necesario regular el asunto de las visitas. «No creo que deba ser algo muy estricto, pero es verdad que en ocasiones te apetece estar solo». A su lado, su esposa Nancy González (también cubana, y también hija de emigrantes asturianos) asienta, aunque cree que «habría que distinguir entre pacientes, ya que hay gente que sí quiere compañía».
Una de ellas es Carmen Rionda. Está ingresada en Cabueñes por un carcinoma de mama y confiesa que «a mí la gente no me molesta, pero es verdad que a veces hay aglomeraciones». Esta administrativa, de 54 años, está acompañada por su primo Armando, de momento una de sus pocas visitas. «Más que lo de las visitas, yo echo en falta teléfonos en las habitaciones. De todas formas, reconozco que hay pacientes que necesitan mayor intimidad y descanso, y en ocasiones no la tienen».
Habitación individual
Pero todo depende del cristal con que se mire. Antonia y Abel han sido padres por segunda vez. Mientras mecen a Daniela, de apenas unas horas de vida, creen que «lo mejor sería contar con habitaciones individuales». Ellos han tenido suerte. En Cabueñes, siempre que la demanda lo permita, las parturientas están solas. «Parece que estamos en la privada», dice Antonia, abogada de 39 años, que habla con conocimiento de causa, ya que su primera hija, que nació hace siete años, «la tuve en el Centro Médico», recuerda. Sobre las visitas, le parece bien que haya una regulación, aunque ellos acumulan con hasta seis personas en su habitación: «No es lo mismo, estamos solos», se justifican.
Pero los enfermos no sólo reclaman controlar el flujo de visitas. Exigen también poder elegir el menú o acceder a habitaciones individuales. «Hay enfermos que no deberían estar con compañía, ya que están muy malitos o son problemáticos», indican. Otras peticiones apuntan exclusivamente al Central, único hospital que aún no dispone de aseos en todas las habitaciones. Así recuerda Julio César Álvarez su paso por este centro: «Había que hacer cola en el pasillo para ir al baño. Como estaba mareado, tenía que cogerme a la barandilla y no lo pasaba nada bien».
CUIDAR LOS DETALLES
Llamar siempre a la puerta: al entrar a la habitación del paciente, se procurará llamar primero.
Y al enfermo por su nombre: el Servicio de Salud recomienda no recurrir al uso de apelativos cariñosos para dirigirse a los pacientes. Se acabó el 'cuqui' o el 'abuelo'.
Presentarse ante el paciente: los profesionales deberán darse a conocer ante el nuevo usuario, expresándole su nombre, categoría y tareas de las que es responsable.
Respeto al pudor: se debe mostrar un trato exquisito, respetando el pudor tanto en personas conscientes como inconscientes.
Teléfono e hilo musical: el Sespa aspira a instalar teléfonos e Internet en las habitaciones. También, incorporar hilo musical en pasillos o hall de entrada.
Evitar comentarios públicos: cuidar la confidencialidad al máximo. Hablar sobre el diagnóstico de los enfermos en áreas públicas no es un comportamiento recomendable.
Coger el teléfono con prontitud: el plan de confort apunta también a mejorar la atención de los usuarios que contacten por teléfono. ¿Un consejo? Responder con prontitud las llamadas y evitar algo bastante habitual, como es descolgar el auricular y seguir conversando con otra persona.
Fuente: El Comercio
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