El esquí se ha convertido en
todo un referente de atracción turística y, por tanto, en una importante fuente
de ingresos económicos. Las cifras hablan por sí solas. De acuerdo con un
estudio publicado hace escasas fechas por la prestigiosa consultora DBK, las 32
estaciones españolas generaron el pasado ejercicio un volumen de negocio de 155
millones de euros, y recibieron a 6,5 millones de visitantes. El sector hotelero
ligado a estas instalaciones -compuesto por 57 establecimientos y 3.455
habitaciones- facturó 36 millones de euros. Además, durante la pasada campaña se
pusieron a la venta alrededor de 8.000 viviendas en las inmediaciones de las
pistas. Asturias no es ajena a este «boom» blanco. La cuestión está en saber si
exprime bien la nieve y si está en condiciones de competir con León.
Más de medio millón de personas
han pasado ya en lo que va de temporada por Valgrande-Pajares, que ayer vivió
una jornada de meteorología excelente, con temperaturas de hasta 14 grados y
gran cantidad de esquiadores en las pistas. Miles de aficionados ya colapsaron
las instalaciones el pasado sábado, y hace tiempo que no hay ni un solo
alojamiento disponible para Semana Santa. Pero la estación únicamente cuenta con
dos establecimientos hoteleros: el albergue Toribión de Llanos y la cafetería
Pico Agujas. En conjunto, poco más de 130 plazas.
Daniel Gutiérrez Granda,
director general de Deportes del Principado, reconoce que Pajares tiene un
«claro déficit hotelero que debemos de superar». Según apunta, «nuestro objetivo
es que alguna empresa privada se decida a abrir un hotel de tres estrellas en la
estación». Terreno disponible hay. El Plan General de Ordenación Urbana (PGOU)
de Lena reserva 10.000 metros cuadrados en el perímetro de las instalaciones
para la dotación de equipamientos de servicio. Granda asegura que el Principado
está dispuesto a sacar esas parcelas a concurso.
Mientras, el sector hotelero de
la zona alta de Lena, y también de Aller, por la cercanía de San Isidro, está
notando los efectos beneficiosos del tirón de la nieve. Marisa Serrano,
propietaria de varios negocios de turismo rural en el valle del Huerna, asegura
que «este año hemos notado un aumento de aficionados al esquí entre nuestra
clientela». Gallegos y portugueses conforman el grueso del turismo blanco de la
Cordillera. Por ello, la asociación que agrupa a las estaciones de esquí del
Noroeste llevó a cabo el pasado otoño una campaña de promoción en el país
vecino.
En los programas de promoción
entrará dentro de un año Fuentes de Invierno, la estación que está construyendo
el Principado en el alto Aller. El proyecto nace con importantísimas
restricciones medioambientales que impiden la construcción de equipamientos
hoteleros. Además, coincide en el tiempo con la expansión urbanística de San
Isidro, ubicada a apenas 400 metros de distancia. La conjunción de la iniciativa
pública y privada permitirá que, a partir de la próxima primavera, comiencen a
levantarse siete hoteles, centenares de viviendas, un campo de golf, un
balneario y hasta un centro comercial en la estación leonesa. Muchos ven en
Fuentes de Invierno una mera ampliación de San Isidro. Gabriel Pérez Villalta,
alcalde de Aller, advierte: «No podemos construir una estación sólo para León».
Gutiérrez Granda defiende «el
escrupuloso respeto con el medio ambiente» que preside el proyecto de Fuentes de
Invierno. Sin embargo, deja entrever que en un futuro podría abrirse la puerta a
la construcción de algún establecimiento hotelero en la estación, aunque sin
llegar a un planteamiento tan desarrollista como el de Castilla y León.
La apuesta por el esquí de la
comunidad vecina es total. Además del plan de San Isidro, la Junta también
maneja un proyecto para construir una macroestación, de las dimensiones de la de
Sierra Nevada, en San Glorio. Para sacar adelante la iniciativa, el Gobierno
castellano-leonés está dispuesto incluso a cambiar la normativa del parque
natural de Fuentes Carrionas.
Fuente de información: lne