Apenas unas horas después de
que aquellos atentados sumieran el amanecer madrileño en un ocaso, decenas de
personas empezaron ya a gestar una respuesta cinematográfica a la barbarie. En
su mente, las víctimas. «Era lo único que podíamos hacer por ellas», explica
Miguel Ángel Rolland, uno de los impulsores de 'Madrid 11-M: Todos íbamos en ese
tren'. Este largometraje documental, rodado de forma altruista por 24
directores, fue tan aplaudido como llorado en las salas de Madrid y Barcelona,
donde se proyectó el mes pasado en silencio, sin publicidad, en unas condiciones
acordes con el luto que guarda su temática. Lo mismo ocurrió en noviembre en
Gijón, cuando la cinta fue estrenada en el Festival de Cine.
Todo empezó aquel mismo día.
Miembros de Docus Madrid, una de las dos asociaciones de documentalistas que
existen en la ciudad, coincidieron con sus cámaras en las estaciones de tren
donde los atentados rompieron la mañana. Aparecieron de forma espontánea y sin
planificación. «No sabíamos muy bien qué hacer», recuerda Rolland, «pero estaba
claro que todos sentíamos que debíamos hacer algo». Tras una reunión celebrada
días después, el grupo presentó un proyecto colectivo que mostraría distintos
puntos de vista sobre la tragedia. El resultado es esta obra, cuya recaudación
irá destinada a los afectados.
En ella, cineastas como Jaime
Chávarri, Sergio Cabrera, Miguel Santesmases o Ángeles González-Sinde comparten
cartel con otros autores menos conocidos. Todos ellos dejan de lado el terreno
de la ficción para mirar de frente a la tragedia desde un enfoque documental.
Sus cortometrajes, de una duración comprendida entre tres y cinco minutos,
constituyen un mosaico de dolor y esperanza que se aleja del morbo y abraza la
dimensión humana que se impuso a la atrocidad.
No es doloroso
«No es doloroso verlo, sino que
tiene un efecto catártico. Ninguno de los 23 relatos contiene imágenes
escabrosas de los atentados. Más bien, son historias cálidas y emotivas, muy
respetuosas con las personas que sufrieron los atentados», explica González
Sinde. Pilar Manjón, presidenta de Víctimas del 11-M, le da la razón: «Las
historias que nos cuentan son muy duras, pero se han narrado con mimo, afecto y
respeto».
Muestra de este talante es el
cortometraje 'Cumpleaños', dirigido por Leslie Dann y Guido Jiménez, que recoge
los testimonios de diferentes personas que aquel 11 de marzo iban a celebrar su
cumpleaños y el de una madre que dio a luz en un hospital al que llegaban
sucesivamente cientos de heridos. También lo es 'La mirada de los inocentes', en
el que Gonzalo Visedo se acerca a los más pequeños para conocer cómo han
retratado la tragedia a través de sus dibujos. Miguel Santesmases también reúne
a un grupo de niños para que expliquen, con sus palabras, lo que pasó durante el
11-M.
Miradas inocentes
«Hay relatos muy emotivos»,
explica González-Sinde. «En realidad todo el proceso fue sobrecogedor, una
experiencia distinta a todo lo que había conocido».
-¿A qué se refiere?
- Muchos de los que colaboramos
en este proyecto no nos conocíamos, pero nos ayudábamos unos a otros en todo lo
que podíamos. La gente estaba volcada en el trabajo: en el suyo y en el de los
demás, en la obra conjunta. Hubo productoras que prestaron sus salas de montaje,
sus salas de sonido, sus equipos, sin recibir nada a cambio y sin aparecer en
los créditos. Todos fueron muy generosos.
'Madrid 11-M. Todos íbamos en
ese tren' constituye un homenaje a los que han sufrido y un histórico compromiso
del mundo del cine con la sociedad. «No sé si servirá para cerrar unas heridas
tan recientes. En todo caso, esta iniciativa, si se recuerda dentro de un
tiempo, ayudará a condenar la barbarie del terrorismo. Me conformaría si
colaborase levemente a la memoria», sentencia Jaime Chávarri, a quien lo que más
les gustaría es no tener que volver a participar en otra experiencia de este
tipo.
Fuente de información:
elcomerciodigital