La instalación de cinco nuevos grupos térmicos en un espacio tan pequeño y ya muy degradado no tiene justificación desde el punto de vista de la demanda. Este aumento, además, es incompatible con los compromisos suscritos en torno al Protocolo de Kyoto y la reducción de emisiones de gases con efecto invernadero.

En concreto, las emisiones de CO2 de los nuevos proyectos de Carreño supondrían anualmente:

1.  1 térmica de carbón supercrítico de Aboño de 860 Mwh de HC: 4.3 millones de toneladas año (Mton/año)
2. 3 grupos térmicos de gas de 400 Mwh cada uno HC: 3.4 Mton/año
3. 1 grupo térmico de gas de 850 Mwh en el  Musel/Carreño: 2.4 Mton/año
4. Nueva fábrica de cemento en Aboño : 1 Mton/año

A todo esto habría que añadir la pretensión de Tudela Veguin de utilizar como combustible neumáticos usados, dentro de los acuerdos firmados por el sector Cementero con el sistema de gestión de neumáticos SIGNUS-ECOVALOR. Esta actividad traería numeroso riesgos añadidos: emisiones de compuestos de azufre,  metales pesados, etc.

Todos los proyectos mencionados no sustituyen o reducen el funcionamiento de ninguna instalación más ineficiente y antigua en el entorno. En consecuencia no suponen una reducción de contaminantes a la atmósfera y el consumo de energía primaria. El balance final es, otra vez, más contaminantes, más polución, más CO2 y, en cuanto a la salud, ¿un aumento de los casos de cáncer?

En cualquier caso no estamos hablando de industrias aisladas sino de varias instalaciones altamente ineficientes, sucias y contaminantes que suponen un constante peligro para la salud de los vecinos de la zona y reúnen 34% de las emisiones de CO2 de toda Asturias. Al estar ubicadas a pocos metros unas de otras se deberían tratar, de alguna manera, como un conjunto, Además, como así lo recoge la legislación vigente en materia medioambiental, se debería tener en cuenta el impacto conjunto de las instalaciones a la hora de una renovación de las licencias o la concesión de otras nuevas.

Esta consideración del efecto contaminante conjunto sería de vital importancia para los vecinos de Aboño y para todos los asturianos. Las emisiones no serían sin más una suma lineal de las emisiones individuales de cada instalación sino que habría un efecto penalizador por estar, una tras otra, machacando el entorno y la salud de las personas que allí viven. Por lo tanto solicitamos también a las instituciones que tengan alguna responsabilidad en la tramitación de estos proyectos que demanden un análisis conjunto de la industria de la zona antes de cualquier autorización. Acaso algún día descubramos con sorpresa que es que, realmente, ya no cabe más mierda.

Y tal vez así, nos vayamos concienciando que son las energías renovables, junto con nuevos planes de ahorro y eficiencia, una de las escasas vías para una mejor gestión del nuestro futuro energético.

Porque es que, en caso contrario, estaríamos repitiendo punto por punto y coma por coma los mismos errores cometidos hace cincuenta años, la autorización de industrias contaminantes que no ven más allá de su cuenta de resultados tras la carta blanca de la administración. Sin tener en cuenta el entorno ni un futuro a medio plazo. Aunque tal vez la realidad sea esa, que no aprendimos nada y que todo está bien.