Toneladas de oro salieron de las minas
del suroccidente asturiano con destino a Roma. Durante poco más de un siglo,
los yacimientos astures dieron trabajo a 5.000 mineros y recursos al Imperio
romano. La vía abierta para transportar el oro astur por tierra hasta Roma se
convertiría siglos después en el trazado principal del Camino de Santiago.
El oro fue tal vez el principal aliciente para
la conquista de los astures, que en la época prerromana ya fabricaban mediante
técnicas rudimentarias joyas castreñas. Un motivo más económico que estratégico
movía al emperador Augusto a la organización administrativa de este territorio
y a la integración de los indígenas.
En el occidente asturiano, hay más de un
centenar de yacimientos en Allande, Cangas del Narcea, Tineo, Salas, Valdés,
Somiedo o Belmonte, que se aprovecharon en distintas épocas. Los indígenas
extraían el preciado mineral mediante el bateo y lo utilizaban para la
joyería. A partir de la llegada de los romanos, todo el oro se traslada a la
sede del imperio.
El método de extracción era generalmente a
cielo abierto. "Primero descubrían dónde había arenas con pepitas,
acotaban el tajo y comenzaban la explotación de abajo hacia arriba".
En pocos casos la extracción era en mina interior. Se procedía al desmonte y
utilizaban el agua para cribar el oro. Todo ello con objetos de hierro. "Son
los romanos los que introducen el hierro entre los astures, que hasta la fecha
trabajaban con instrumentos de bronce". Embalses y canalizaciones de
hasta 20 kilómetros permitían la extracción, limpieza y traslado del oro
hasta puntos de almacenaje, como en el caso del castro de Coaña o en San Chuis,
antes de transportarlo a Roma.
Al menos 5.000 mineros trabajaban en los
yacimientos auríferos astures, cuya dirección estaba en manos de militares
romanos. La mano de obra era heterogénea. Los trabajos más duros, como la
retirada de estériles quedaban para los esclavos y también para los indígenas
no romanos, que se ganaban con su labor en la mina la condición de ciudadano,
entre otros derechos. Los asalariados, llamados mercenarios, tal como consta en
una inscripción funeraria hallada en Cangas del Narcea y, finalmente, los
condenados, que purgaban sus penas en las minas completaban la plantilla. En la
cúpula de la administración territorial enviado por el Emperador, se
encontraba un procurador.
Los romanos y los trabajadores de las minas
vivían en los castros, si habia poblamientos próximos. En caso
contrario, se construían barracones de madera para vivir y guardar el
material.
Todo el oro se trasladaba a Roma por dos
vías. Una a través del mar, aprovechando los ríos, y otra por el interior.
La más utilizada era la vía terrestre, de Lugo a Astorga, luego por la meseta
hasta Zaragoza y de ahí hacia el norte, a Bruselas y luego a Roma. Es la
infraestructura que luego da lugar al Camino de Santiago.
La explotación del oro por parte de los
romanos desaparece cuando el yacimiento deja de ser rentable. La razón del fin
de los yacimientos no era el agotamiento de los recursos, sino el encarecimiento
de la mano de obra.Casi todos los trabajadores había logrado el estatus de
romanos y tenían derecho a un salario.
Durante 120 años, los romanos se llevaron del
noroeste peninsular entre 6500 y 7000 kilos de oro al año. En el caso de la
zona asturiana, se calcula que en un siglo se exportaron unas cien toneladas.El
oro regresaba luego en forma de moneda.
Bajo las montañas suroccidentales, aún brillan muchas más toneladas del
preciado mineral.