TRAS EL ORO DE LOS ASTURES
Fecha Jueves, 16 diciembre a las 10:04:43
Tema Cultura


Toneladas de oro salieron de las minas del suroccidente asturiano con destino a Roma. Durante poco más de un siglo, los yacimientos astures dieron trabajo a 5.000 mineros y recursos al Imperio romano. La vía abierta para transportar el oro astur por tierra hasta Roma se convertiría siglos después en el trazado principal del Camino de Santiago.

El oro fue tal vez el principal aliciente para la conquista de los astures, que en la época prerromana ya fabricaban mediante técnicas rudimentarias joyas castreñas. Un motivo más económico que estratégico movía al emperador Augusto a la organización administrativa de este territorio y a la integración de los indígenas.

En el occidente asturiano, hay más de un centenar de yacimientos en Allande, Cangas del Narcea, Tineo, Salas, Valdés, Somiedo o Belmonte, que se aprovecharon en distintas épocas. Los indígenas extraían el preciado mineral mediante el bateo y lo utilizaban para la joyería. A partir de la llegada de los romanos, todo el oro se traslada a la sede del imperio.

El método de extracción era generalmente a cielo abierto. "Primero descubrían dónde había arenas con pepitas, acotaban el tajo y comenzaban la explotación de abajo hacia arriba". En pocos casos la extracción era en mina interior. Se procedía al desmonte y utilizaban el agua para cribar el oro. Todo ello con objetos de hierro. "Son los romanos los que introducen el hierro entre los astures, que hasta la fecha trabajaban con instrumentos de bronce". Embalses y canalizaciones de hasta 20 kilómetros permitían la extracción, limpieza y traslado del oro hasta puntos de almacenaje, como en el caso del castro de Coaña o en San Chuis, antes de transportarlo a Roma.

Al menos 5.000 mineros trabajaban en los yacimientos auríferos astures, cuya dirección estaba en manos de militares romanos. La mano de obra era heterogénea. Los trabajos más duros, como la retirada de estériles quedaban para los esclavos y también para los indígenas no romanos, que se ganaban con su labor en la mina la condición de ciudadano, entre otros derechos. Los asalariados, llamados mercenarios, tal como consta en una inscripción funeraria hallada en Cangas del Narcea y, finalmente, los condenados, que purgaban sus penas en las minas completaban la plantilla. En la cúpula de la administración territorial enviado por el Emperador, se encontraba un procurador.

Los romanos y los trabajadores de las minas vivían en los castros, si habia poblamientos próximos. En caso contrario, se construían barracones de madera para vivir y guardar el material.

Todo el oro se trasladaba a Roma por dos vías. Una a través del mar, aprovechando los ríos, y otra por el interior. La más utilizada era la vía terrestre, de Lugo a Astorga, luego por la meseta hasta Zaragoza y de ahí hacia el norte, a Bruselas y luego a Roma. Es la infraestructura que luego da lugar al Camino de Santiago.

La explotación del oro por parte de los romanos desaparece cuando el yacimiento deja de ser rentable. La razón del fin de los yacimientos no era el agotamiento de los recursos, sino el encarecimiento de la mano de obra.Casi todos los trabajadores había logrado el estatus de romanos y tenían derecho a un salario.

Durante 120 años, los romanos se llevaron del noroeste peninsular entre 6500 y 7000 kilos de oro al año. En el caso de la zona asturiana, se calcula que en un siglo se exportaron unas cien toneladas.El oro regresaba luego en forma de moneda.
Bajo las montañas suroccidentales, aún brillan muchas más toneladas del preciado mineral.







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